Limoux: el carnaval eterno

Las mejores bandas disfrazadas internacionales desfilan en el Carnaval más largo del mundo, más de 400 años de historia y 77 días de duración

Durante tres meses, las bandas desfilan por las calles medievales en el Carnaval de Limoux, el carnaval eterno. Considerado el más largo del mundo, data del siglo XVI y que se celebra de forma habitual desde 1694. Del 15 de enero al 26 de marzo, la emblemática ciudad de Limoux, situada a 25 km al sur de Carcassonne, se transforma para este encuentro internacional tan solemne como festivo, tan inalterable como mágico y apasionante. El paso de las bandas disfrazadas procedentes de todo el mundo colorea el paisaje y otorga ese esperado toque carnavalero a toda la ciudad. El colofón tiene lugar los once fines de semana del largo Carnaval, con el gran encuentro de los gremios, nubes de confeti y sabores genuinos como la “fricassée” o el “Blanquette”. Más información: www.audetourisme.com y www.payscathare.org.

A mitad de enero empieza el gran Carnaval en Limoux, el más extenso del mundo, ya que se celebra desde mitad de enero hasta finales de marzo. Son tres meses intensos de magia, color y fiesta. Once semanas non stop de folclore y tradición plurisecular, cada sábado, cada domingo y, por supuesto, el gran Mardi Gras (en Francia se celebra el Martes de Carnaval en lugar del jueves lardero), momento de salida de “Les Anciens”. El carnaval más largo del mundo cuenta con tres encuentros diarios: por la mañana, a las 11.00 horas; por la tarde, a las 16.30 horas; y, por la noche, a las 22.00 horas. Imposible no vivirlo, no estar ahí.

En el festival participan alrededor de 30 “guilds” o gremios. Son las bandas formadas por gente local, payasos, bailarines enmascarados con trajes tradicionales de Pierrot (elaborados en secreto durante todo el año) y 15 músicos. Cada banda representa a un distrito local y programa su salida según el calendario preestablecido. Sus representantes desfilan, tocan y cantan canciones tradicionales satíricas; al tiempo que los pierrots se acercan a ti para compartirte una “chine”, una broma en forma de secreto, bajo su máscara anónima y en las preciosas calles de Limoux. Al llegar a la Place de la Republique se reúnen para asistir al majestuoso desfile nocturno, mágico, solemne, intimista gracias a la luz tenue de las antorchas a base de resina y virutas que portan los pierrots. Es como si los fantasmas hubieran estado alguna vez ahí. Y, no hay Carnaval sin, como dicta la tradición, tomar un pequeño sorbo del famoso vino blanco de la ciudad, el  “Blanquette de Limoux”, bajo las preciosas arcadas medievales, o sin ese canturrio occitano, idioma tradicional del Carnaval de Limoux.

Y puestos a elegir la noche que viviríamos en el Carnaval de Limoux, esa es sin duda la de la Quema del Rey del Carnaval. El día más esperado, el del juicio final. Aquel en el que Blanquette, el Rey del Carnaval representado por un muñeco de paja ubicado en el exterior del balcón del Ayuntamiento, es juzgado por todos los pecados cometidos durante el Carnaval; y, posteriormente, sentenciado y arrojado a la hoguera. Seguidamente, es el turno de los carnavaleros que se reúnen en la Place de la Republique para arrojar sus máscaras a las grandes hogueras como símbolo del Adieu paure Carnaval (Adiós al Carnaval). Y, nada mejor que despedir el gran Carnaval con un delicioso bocado de fricassée local, pastel Limoux y un toque de blanquette en los labios.

Los orígenes del Carnaval de Limoux

Cuentan que los orígenes del Carnaval de Limoux se remontan a una fiesta que algunos molineros locales realizaron tras pagar los impuestos a los monjes locales. Tan emocionados estaban que desfilaron por las puertas de las ciudades bailando, acompañados de músicos y regalando harina y golosinas a su paso. De ahí que el personaje principal del Carnaval de Limoux sean los molineros enmascarados, vestidos de un blanco sin fin.

Descubrir la bella y desconocida Limoux

Situada en el suroeste de Francia, en el corazón del país cátaro, la ciudad occitana de Limoux cuenta una larga historia que se remonta a la época romana. Su desarrollo se sitúa en el siglo XI, antes de la cruzada contra los albigenses; para ser devastada por el Príncipe Negro, Eduardo de Woodstock KG, durante la Guerra de los Cien Años en el siglo XIV. Con las Corbières al este y los Pirineos en el sur, se encuentra rodeada de colinas y cuenta con un espléndido patrimonio histórico y arquitectónico, con edificaciones de estilo renacentista y ornamentos que testimonian la época dorada de la localidad; el Pont-Neuf fortificado del siglo XIV; o, las fuentes y las arcadas de piedra de la maravillosa Place de la République, con casas con entramados de piedra, uno de los grandes escenarios del carnaval más largo del mundo.

El paseo Tívoli y la ciudadela situada en la cima de una colina que arroja espectaculares vistas sobre Carcassonne; la iglesia románica de San Martin (siglo XII) con campanario gótico, la basílica de Notre-Dame de Marceille (s. XIV) y su famosa Virgen Negra (s. XI); el Museo del piano, el Museo Petiet o el Museo de los autómatas; los más de 40 circuitos de senderismo señalizados, con el Tour de Razès que forma parte del camino de Santiago; o los vinos de Limoux y Malepère como la Blanquette (uno de los vinos espumosos más antiguos del mundo), son algunos de los motivos que valen una visita a esta bella ciudad francesa del Aude.

Como llegar:

A 25 km de Carcassone. En coche: Acceso por la A61, salida 23 (Carcassone Ouest) y, posteriormente, la D118 en dirección a Carcassonne.

¿Dónde alojarse?

Si quieres descubrir la cara oculta del Carnaval de Limoux hospédate en “La Vigneronne”. La residencia de Marlène en Villelongue d’Aude es una casa de huéspedes típica de Limoux, que cuenta con una anfitriona de gran espíritu carnavalero. Ella te contará la historia y las costumbres del Carnaval y todas sus sutilezas: “carabènes”, “goudis”, “goudil”, desfiles, maquillaje, sombreros, disfraces y otros objetos emblemáticos. Más información: 9 Grand Rue, 11300 Villelongue-d’Aude, Francia. T. +33 06 61 41 74 00.

¿Qué comer y beber?

No te vayas de Limoux sin antes degustar la “Fricassée de Limoux”. Se trata de un plato tradicional que simboliza la convivencia y que es típico de la ciudad occitana. La receta es a base de cerdo y judías blancas, una variante del famoso “Cassoulet de Castelnaudary”. Tradicionalmente se sirve en dos cazuelas y la mezcla se hace en el plato. Y, por supuesto, es obligado brindar con el famoso “Blanquette”, el vino espumoso de carácter cremoso, suave y con burbujas, antepasado directo del champagne. Se elabora de forma tradicional por numerosos productores locales.

Más información:

Agence de Développment Touristique de l’Aude. Allé Raymond Courrière. 11 855 Carcassone Cedex 9. T.: +33 4 68 11 66 00

Más información: www.audetourisme.com