Lisboa mantiene vivo el fado como símbolo de identidad cultural
En el corazón de Lisboa, entre Martim Moniz y el Castillo de São Jorge, se encuentra el histórico barrio de Mouraria, un lugar donde tradición y multiculturalismo conviven y donde late uno de los símbolos lisboetas por excelencia: el fado. Reconocido como posible cuna del fado junto con Alfama, sus calles aún respiran las historias y recuerdos de aquellos tiempos, fusionando la música con la vida cotidiana.
En este entorno, el fado encontró su voz en la figura de Maria Severa Onofriana, nacida en 1820 en la Rua da Madragoa. Severa, conocida como la primera fadista, revolucionó el género con su estilo apasionado y su vida marcada por la tragedia, convirtiéndose en un ícono de la música portuguesa.
En este barrio, el fado se vive y se siente en lugares como Maria da Mouraria, ubicada en la antigua residencia de Maria Severa. Restaurada con esmero por el arquitecto José Adrião, la casa mantiene su arquitectura original y ofrece un ambiente íntimo y acogedor. Bajo la dirección del cantante Hélder Moutinho, el espacio acoge presentaciones en vivo de miércoles a domingo, donde artistas consagrados interpretan el auténtico fado portugués. Los visitantes también pueden disfrutar de una selección de tapas tradicionales, completando así una experiencia cultural única.
Otra de las figuras más representativas del fado y una de las responsables de que se conozca internacionalmente, es Amàlia Rodrigues. De esta forma, Lisboa conmemora su figura a través de la Casa-Museu Amàlia Rodrigues, que inaugurada en 2001 y ubicada en la Rua de São Bento, abre las puertas al público para mostrar la vida íntima de la legendaria cantante. Trajes, joyas de escenario, balandraus, premios y objetos personales recrean la trayectoria y la profunda conexión de Amália con el fado, mientras que los visitantes pueden disfrutar de sesiones musicales en su jardín los sábados.
Para quienes buscan una experiencia interactiva y multisensorial, Ah, Amália – Living Experience en Marvila ofrece un recorrido innovador de 700 m² que combina tecnología de punta con narrativas sensoriales. Hologramas, proyecciones 360º, realidad virtual y la voz de la propia Amália guían a los visitantes a través de su legado material e inmaterial, desde sus actuaciones internacionales hasta su vínculo con la naturaleza y la poesía.
El fado, con su profunda carga emocional y su capacidad para expresar la saudade portuguesa, fue reconocido en 2011 como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO. Este género musical, que fusiona influencias africanas, brasileñas y árabes, no solo refleja la historia y el alma de Lisboa, narrando historias de amor, pérdida y esperanza, si no de todo un país.